EL FIN DEL MUNDO

Por Andy Jug

 

 

El final estaba cerca ya, a la vuelta de la esquina y Miguel tenia tanto por hacer que ni duplicándose le iba a alcanzar el tiempo. Iba así tan inmerso en sus pensamientos que no escucho el ruidoso escape, miro sin ver y creyendo tener el paso franco camino distraído justo frente a la motocicleta que salió rugiendo de la rampa de estacionamiento. Casi lo atropellan y lo salvaron no sus reflejos sino la certera reacción del piloto que con un giro brusco evito por centímetros llevárselo de frente. Un flash de cromo, rechinar de llantas, un improperio a gritos y alcanzado por el manubrio, giro 180 grados y termino con su humanidad en el suelo. Como un resorte se levanto para alcanzar a ver al de la moto doblar la esquina hacia Insurgentes. Estaba bien, le dolía mas el pendejo dicho con acento que el golpe y mas por venir del pesado vecino que tenia la triple corona de la vanidad: era argentino y tenia la Harley y la novia que Migue hubiera querido para el.

Pero los tiempos no estaban para rencores, corrían los últimos días de Noviembre del ano 2012, la paranoia alcanzaba su punto máximo y como mucha gente, Miguel estaba convencido de que se trataba en verdad del fin del mundo. Había sido anunciado por los mayas y confirmado por el clamor popular, todo apuntaba a que era cierto. Había visto en la tele a gente repartiendo su dinero a extraños en la calle y eso termino de convencerlo, fue la gota final. En su cabeza de asalariado no se podía concebir otro escenario en el que las personas se desprendieran así de su amado dinero. Entonces debía ser cierto, era el fin del mundo. Se acabo. No mas perseguir muchachas, pagar la renta, domingos de fut. No mas desvelarse estudiando, no mas viajes o cumpleaños… llegaste a 25 pero no hay 26. Iba a enfrentar sin tiempo de ensayar no su primer crisis de la edad adulta sino nada mas que el fin del mundo.

corrían los últimos días de Noviembre del ano 2012, la paranoia alcanzaba su punto máximo y como mucha gente, Miguel estaba convencido de que se trataba en verdad del fin del mundo

A su favor tenia lo que no tenia, ni madre, ni mujer ni hijos. Sin nadie para prohibírselo decidió que quería enfrentar el final en moto y dos cosas tenia claras, tenia que ser de 400cc o mas grande, porque cuando pesas mas de 100 kilos, como Migue, sabes que en una motito te verías de circo. Ah…y tenia que ser de color negro, las de exhibición podrán ser puro flash y colores brillantes, pero las malas son siempre de colores mas serios. Así que vendió lo poco de valor que tenia, a las tarjetas les saco lo que pudo y juntando eso con su ultimo cheque reunió una cantidad que sentía lo ponía ya en la liga japonesa, ahora habría que ver si iba a ser una Honda, una Yamaha, Suzuki o Kawasaki. Esas no hacen ni una mala se decía ya satisfecho, como quien ama sin haberle visto la cara a la amada. Desde el momento en que decidió como quería terminar y se encontró perfectamente capaz de escogerlo, una calma chicha le permeaba el día y el corre corre de los demás no era suficiente para interrumpir su dulce letargo. Saber que podría morirse como el quería, le había traído una paz no conocida.

Dicen que el veneno de un hombre es el postre de otro, y que todo llega a aquel que sabe esperar. Pues sin saber de paciencia mayor cosa, por solo comentar que buscaba una moto el Destino le brindo una dulce venganza. Resulto que el vecino argentino se había puesto un pleitazo con la novia que había llegado a ultimátum> o se iba con ella de regreso a Buenos Aires o ella se iba sola, a pasar los últimos días con los viejos en la casita colorida de su infancia en Boca.
Al oírlo Migue vio su oportunidad y de inmediato se fue a buscarlo. Como en los mas arteros goles de Maradona, lo encontró indefenso entre cartones y maletas ya llenas, su cara la de un niño al que se le arruino el cumpleaños. Y así a quemarropa le negocio como un master la Harley por la lana que traía mas su laptop. La verdad si le hubiera pedido hasta cartas de recomendación le hubiera dado. De buenas a primeras se vio sobre esa moto que tantas veces había visto pasar con envidia, con deseos de tenerla, como esos ángeles que van siempre del brazo de alguien. Ahora sobre ella lo confirmaba, era su moto de ensueño y con sorpresa registro que el argentino comenzaba a caerle bien…o mas bien dejaba de caerle mal. De cualquier forma, con el viento en la cara, sobre su Harley, lo que Migue pensaba es que el fin del mundo….no le estaba cayendo tan mal.

Hermano motorista, cuando el camino que has elegido se encuentra cerrado al paso, eso termina acaso tu rodada o tan solo abre la posibilidad de explorar nuevos caminos? Resulta que cada principio surge del fin del principio anterior. Tu sabes donde comienza tu ruta al momento de meter primera y si te has preparado tienes derecho a esperar llegar a tu destino, pero para saber en donde terminara la rodada, como dijo Dylan…la respuesta esta en el viento.

 

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