Por: Biker en Reflexión

Ya van varios meses de estar en Pandemia… Qué increible que una partícula microscópica tenga de rehén a todo el mundo. En estos meses esta situación nos ha puesto a reflexionar en el valor de la vida, de la salud y de la libertad.

Como muchos, he sufrido el “encierro” de esta cuarentena. Armarme de paciencia al no poder ver a mis amigos y amigas, no salir a eventos y sobrellevar la convivencia en casa.

Algunos de mis compañeros siguen jugándosela allá afuera en sus motos para seguir proporcionando servicios a la gente. Héroes que con tal de llevar el bocado a sus familias se arriesgan no sólo a sortear el tráfico y los peligros de la calle. Sino que en cada entrega se juegan un volado, espero que haygan lo necesario para no contagiarse.

Afortunadamente la mayoría estamos aprendiendo a tomar las medidas básicas para evitar el contagio. Unos cuántos se quejan de tener que usar el cubrebocas porque sienten que se “ahogan”, por tenerse que cubrir el cuerpo a la hora de salir, o por usar artefacto que te cubre la cara… Bendito motociclismo que me entrenó para este momento!

Quién diría que ahora todo el mundo tiene que salir protegido a la calle. Por lo menos ya no nos ven raro cuando traemos una máscara y guantes a pleno sol.

Todo atiende a un instinto básico de supervivencia. La diferencia se encuentra en que mucha gente se protege allá afuera por miedo a la muerte. Los motociclistas nos protegemos por disfrutar la vida.

No te diré que no he salido a rodar…. Dejar de rodar es como pedirme que deje de ser yo. Sólo que ahora lo hago a lugares menos concurridos y en solitario. Si antes me cuidaba, ahora lo hago tres veces más, puesto que en estos momentos menos que nunca quiero pisar un hospital. Claro que extraño los eventos y convivir con los bikers. Pero hoy tenemos que evitar a toda costa a un enemigo invisible, y por más confianza que le tengas a una persona, es muy difícil saber si es portador.

No te voy a hablar de números, simplemente te diré que una sola vida es importante, y cada quien es responsable de la suya y los que dependen de uno. Nadie quiere ser el próximo caso, nadie quiere perder a un ser querido.

Se nos ha restringido la posibilidad de estar en tal o cual lugar, pero no nos han privado de nuestra libertad. LIBERTAD PARA DECIDIR. Yo decido rodar con responsabilidad, yo decido respetar las disposiciones de la autoridad. Yo decido cuidarme, protegerme y proteger a los demás.

¿Y  tú, qué decides?