Andar en Motocicleta, algo que no muchos comprenderán.

Madura, ya vende la moto….

El día que escuché estas palabras mi razón no alcanzó a condensar todo lo que representa para mí rodar en motocicleta y poderlo expresar. Simplemente sonreí y dejé que esas palabras se desvanecieran en el vacío del silencio.

Era tan difícil sintetizar todos los buenos momentos, sensaciones y experiencias que he vivido arriba de la moto.

Pasaban por mi cabeza todas las fotografías de amigos, paisajes, caminos, encuentros. Me pareció imposible transmitir las veces que me reí, que grité, que canté, que platiqué con mi propio ser, que lloré y que suspiré dentro del casco.

No había forma de explicar el porqué sentir mi cuerpo cansado después de una rodada es tan satisfactorio, el cómo superar una tormenta rodando es un gran logro, y definitivamente no podría hacer entender porqué  la moto no sólo es un medio de transporte, es transformar mi camino en un mundo más excitante, lleno de olores, colores, temperaturas, una comunicación directa con mi alma y mi espíritu. 

La vida está hecha de momentos, de la emoción que sentiste al soplar las velas de tus primeros cumpleaños, cuando metiste tu primer gol, cuando te dieron tu primer beso, cuando tuviste a tu recién nacido en brazos, cuando tuviste tu primer moto.

De esa adrenalina que corrió cuando hacías travesuras, cuando te hiciste la pinta, cuando dijiste: sí, acepto, cuando tomaste por primera vez una curva.

Del miedo que superaste al salir tarde de casa, en tu primer día de trabajo, al saltar de esa alta cascada y en tu primera salida a carretera.

La felicidad es una actitud, la actitud de enfrentar mis propios demonios, el miedo al peligro que representa no traer carrocería, el peligro que conlleva mi vulnerabilidad en el camino y poder controlarlo.

Recuerdo las veces que me caí y me levanté, que inclusive me lastimé y con el tiempo sané, son para mí experiencias de vida que se compensan con los desconocidos que me encontré y que luego se convirtieron en buenos amigos, en hermanos.

Ser motociclista no tiene edad. Cuando encuentras tu pasión, aún si es ya estás entrado en años, es algo que no tiene precio. Es una experiencia maravillosa. Es una decisión personal que entenderán sólo quienes lo han vivido.

SMLA

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *