“Sin querer sonar feminista, aclaré, soy lo suficientemente ruda para andar en moto”.

A través de los años he entendido que hombres y mujeres no necesitamos sustituir el lugar de uno u otro, sino compartir nuestro espacio. Si bien es cierto que las mujeres hemos ganado múchísimo terreno en el ámbito laboral, familiar y social, existen unos cuantos espacios que aún están dominio del género masculino y uno de ellos es el motociclismo.

Pero contrario de pelear por el respeto de los demás, hoy en día las mujeres nos ganamos el derecho de ser reconocidas en el ambiente Biker a través de la disciplina, el autoconocimiento y la ayuda que brindamos a otros hermanos y hermanas.

Cada vez vemos un mayor número de mujeres motociclistas, de eventos organizados por fraternidades femeninas y en general muchísima más participación entre la comunidad motorizada.

Y esque el vencer miedos y dudas acerca de la inseguridad de andar en moto, nos permite gozar de la libertad y de la pasión que se vive al estar rodando de manera más sensible pero sobre todo prudente.

Poco a poco hemos roto paradigmas y vamos desvaneciendo el estereotipo de “machorras” porque somos en buena medida seguras de nuestra identidad, de nuestra feminidad y de nuestro espíritu de aventura. Los tacones altos siguen estando presentes.

Al igual que todo buen motociclista, somos responsables de nuestra protección y la de los demás al ser conscientes del uso del casco y equipo, tomar un manejo defensivo y atención a las normas de seguridad.

Incluso aquellas que aún no tienen la experiencia para
manejar una motocicleta, tienen la humildad y la confianza necesarias para ser copilotos y se convierten en excelentes compañeras de camino con la misma dignidad que el que va con las manos sobre el manubrio.

 Somos madres, trabajadoras, maestras, empresarias, jefas de familia… Y también motociclistas!!!!